lunes, 9 de mayo de 2011

MAS SOBRE LA ANOREXIA

hambre, ya he tomado algo por ahí, hoy no me apetece cenar, comí demasiado a mediodía... Sí, he adelgazado un poco, pero me siento bien, ya recuperaré peso...". Los síntomas y las excusas de las enfermas de anorexia para no comer son muy parecidas, pero las causas de la enfermedad, variadas, la mayoría de las veces tan enrevesadas, tan ocultas y tan inimaginables que parecen inexistentes. Sandra es lista, es guapa, estudia en un buen colegio, no baja del notable, lee muchísimo, hace deporte, tiene amigos, actúa en un grupo de teatro, quiere estudiar psiquiatría... Sus padres estás separados, como otros muchos padres. Eso es lo que se ve. Cuando ella habla de sí misma, es lista pero no brillante. Desde luego, fea. De ningún modo sobresaliente. La amistad le resulta difícil y las relaciones con los chicos, casi imposibles. Sin duda, por su culpa. Sandra se ha asustado mucho en el hospital. Ve a otras adolescentes anoréxicas con un tratamiento parecido al suyo. Un mes de ingreso y quizá años de terapia después. Algunas van por la cuarta o la quinta recaída. Se portan bien, porque quieren salir cuanto antes para perder el peso que han ganado. Le preocupa no ser capaz de controlar su enfermedad cuando no tenga una enfermera vigilando que se come hasta la última miga y la puerta del cuarto de baño cerrada con llave para evitar la tentación del vómito. Ha visto una enferma crónica que pesa treinta kilos y sigue negándose a ganar peso. Se deprime cuando alguna niña esconde un trozo de pan en el bolsillo del pijama, porque hay que evitar comer lo que se pueda, aunque sea una uva. Se deprime primero y se aterroriza después, porque a ella le hubiera gustado hacer lo mismo. Sandra escribe cuentos y un intento de novela fantástica. Escribe además un diario desde hace años. Un diario que ha continuado en el hospital, que en los últimos meses no habla casi más que de su enfermedad y que nos ha cedido para que publiquemos algunos párrafos. Diario del verano del 96 Puedo leer, ver la tele y escribir, puedo salir, perder el tiempo y hacer básicamente lo que quiera... Bien, quería decir que hoy no he comido hasta la cena. Genial, porque no tenía hambre, pero en la cena he comido demasiado y no ha servido de nada. Tengo la tripa hinchada y me siento gorda. 18 del 7 Son las nueve y media en Madrid. Aquí las tres de la madrugada. Llevo 24 horas sin dormir, pero no tengo sueño. Estoy en Estados Unidos chapurreando cautelosamente un idioma que desconozco. Lentamente, todo irá saliendo. 24 del 7 A las siete teníamos que cenar... Pizza. Estoy intentando controlarme, pero mira lo que he comido hoy. Cereales Sándwich de queso Un poco de fruta podrida Pan con queso Lechuga ¿Ves mis intentos? Pero no hay mucho donde elegir. 28 del 7 La cabeza me va a estallar. Llevo una hora dando vueltas en la cama, despierta por no sé qué extraña pesadilla, pensando en lo que quiero hacer con mi vida. Ayer quería venir aquí. Hoy sólo quiero dejar de tener cerebro. He pensado en papá. He pensado en la universidad. Aquí he amontonado preguntas. . 3 del 8 A lo mejor tengo un problema. Me he pasado la noche vomitando y no sé qué voy a hacer. Habíamos ido al cine y comí palomitas. Entonces me ardía el estómago. Al llegar a casa intenté vomitar y sólo salía un líquido amarillo asqueroso. Así que cené. Jamón york frito y unas patatas con queso. Vomité. Así que tomé un yogur natural con leche y un plátano y perfecto. Entonces llegó Bill con la comida mexicana y comí dos setas de ésas y dos palos de queso. Así que tengo la tripa llena y me siento gorda. 6 del 8 El lunes estuvimos todo el día de compras. Me sentía cansada y obsesionada por la comida. Cené demasiado y quise vomitar, pero no pude, lo que fue realmente frustrante... Hoy creía que llegaríamos a las cuatro, pero paramos unas tres horas en Albany en casa del hermano de Bill, tiempo suficiente para tener hambre y comer tarta. Después, a eso de las siete, paramos de nuevo y me comí un helado. Y por fin llegamos a casa. Había sido un día realmente asqueroso. En Albany me estaba muriendo de asco y en el coche a ratos no podía más, así que sólo pensaba en vomitar. Conseguí vomitar un poco y fue un alivio, porque hacía unos días que no podía. No brillo en nada, no me distingo en nada. Y yo lo sé. Pero decírselo a A. es como reconocer que este año no he querido a nadie y nadie me ha querido. Es como dejar de luchar contra la palabra mierda. Sí, soy una mierda. Mírame, me quito la ropa, me descubro, sí soy una mierda. Decir: nada me sale bien, ningún chico de los que quiero me quiere. Es como decirle a A. soy fea, no me tengas alto en tu escala de valores, porque no valgo para nada, y desde luego no me creas capaz de nada porque soy fea. No, no puedo dejar que ella crea eso. Simplemente, no puedo. 15 del 8 (...) Me gustaría comer una manzana, comer un yogur de chocolate con galletas sin vomitar y sin engordar, beber leche de fresa, pero no lo necesito. Tengo la tripa llena... Está bien, 48 kilos es genial. Menos no. 52, ¡ah, no, es demasiado! Me sorprende cómo antes podía comer patatas fritas y eso. Ya no puedo. ¿Por qué quiero seguir adelgazando? No, yo sólo quiero no engordar. ¿Y un helado? ¿Cuándo te permitirás un helado? Sólo si me salto una comidas. Sí quiero seguir saltando comidas, quitando el hambre con fruta para no engordar PERO, si mamá cocina cosas deliciosas, no puedo... Es mejor saltar la comida, comer el helado y vomitar. Entonces sí sirve, porque no engorda. 18 del 8 Estamos en un cámping y aún no he conocido a nadie. No me he sentido simpática ni graciosa ni abierta. Lo que quiero decir es que nadie va a querer conocerme por ser simpática, porque tengo miedo. Ni tampoco por ser mona, hay demasiadas rubias delgadas aquí. Si alguien me dijese que con la dieta que llevo me voy a quedar en 48 kilos no volvería a pensar en vomitar. Si alguien me dijese que con la misma dieta y vomitando adelgazaría más ni me lo plantearía. Pero aún así no vomito. Por pereza. Por asco. Tanto da. Hoy he desayunado una galleta (en realidad media) y un yogur con cereales. Luego he comido medio tomate con atún (sal y aceite) y un bocata (en pan de baguette, y eso que quería renunciar al pan, seguro que eso contribuye a ganar peso) con un montón, pero una burrada de queso. Si tan sólo hubiera comido fruta merecería una buena cena, moderada, pero de cualquier cosa. Sin embargo he hecho una buena comida, con lo cual no merezco cena ¿Entiendes? 19 del 8 Me duele el estómago. He querido vomitar porque me han obligado a comer sin hambre. Ahora sólo sé que el desayuno con el que soñaba va a tener que esperar y que: 1-He cenado sin hambre 2-He comido demasiado 3-No lo merecía. 31 del 8 Sólo quiero contarte las pesadillas que he tenido estas últimas noche. En la primera yo acababa de comer. Estaba increíblemente llena.Entonces llegaba mamá que me había comprado un helado de vainilla con cookies y, como sabía que me gustaba, un paquete de cookies. "Te lo tienes que comer todo", decía, porque es muy caro. Era horrible porque no podía más. 1del 9. Hoy he tenido dos sueños. En el primero yo comía un montón de galletas, como antes, en los viejos tiempos, una burrada. Me alegré al despertar. . 2 del 9 Bueno, esto fue lo que X. me dijo: "Sí, estás flaca, pero estás bien. Sólo te hace falta músculo en los brazos. Haz flexiones". No he vomitado desde que volví de Estados Unidos y no quiero hacerlo. Ahora bien, estoy comiendo casi siempre más por costumbre que por hambre y eso me molesta. Quiero hacer mucho deporte para tener hambre. Y después de comer queso, hacer deporte para quemar en caso de exceso. Por otro lado, flexiones, abdominales y flexibilidad. Eso es lo que quiero. Ahora me espera la cena. Pescado y patatas fritas. No tengo hambre. Me levanto con legañas, mocos y dolor de garganta tras una noche de pesadilla. Con desgana desayuno por rutina y empieza el día de no hacer nada. No me quejo, no es una queja. 9 del 9 Acabo de pensar una cosa. TERMINO EL VERANO 96 ¿Qué ha quedado de él? Más problemas, 46 kilos y no sé si amigos al otro lado. 17 del 9 Hoy me he vuelto a pesar. 45,450. Supongo que estoy comiendo demasiado poco en comparación con lo que necesito. Algo tiene que cambiar. Pero no va a ser fácil. Sabes que no. 22 del 9 Siento mucho frío. Aunque me envuelva en lana, mis pies y mis manos siempre están frías. La piel eternamente erizada. Tengo mucho frío. Pero lo soporto, porque no hay causa. -A veces, sin haber hecho ningún esfuerzo, me siento cansada.

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